La sangre se escurría
por la alcantarilla sin que él pudiera hacer algo, había llegado tarde otra
vez, como cada una de las veces anteriores a ésta. El hombre de sombrero
pequeño y gabardina larga se apoyó en la pared y sacó un cigarrillo de su
abrigo, lo encendió mientras observaba el cuerpo delante de sí. Por el rabillo
de sus ojos observó las luces de la patrulla de policía acercarse, ellos
también llegaron tarde, a pesar de que el asesino les había dado una pista
mucho antes que a él.
Un hombrecillo
antipático bajo de la patrulla y se acercó al hombre que ahora fumaba el
cigarrillo inclinado sobre el cuerpo, lo examinaba.
—¿Otra
vez usted? —le preguntó el hombrecillo cuando estuvo lo suficientemente cerca.
El otro hombre ni siquiera lo miró y empezó a alejarse en silencio — No tan rápido, ésta vez tendrá que acompañarnos
a la jefatura.
—Tengo
algo más importante que hacer, oficial —Había arrastrado la última palabra con
sarna.
—Lo
siento, tendrá que venir conmigo. —Subió
resignado a la patrulla, quería terminar con ese inconveniente lo más rápido
posible.
En
la estación, lo condujeron a la sala de interrogatorios y cuando salió de ahí
ya era más de medianoche; en la banqueta, se detuvo y llamó a su esposa, le
pidió que pasara por él, y mientras la esperaba encendió otro cigarrillo. Por
esa noche ya no podría seguir con la investigación, de nuevo había sido
burlado. Se encontraba maldiciendo
cuando llego la camioneta.
— ¿Qué
ha pasado esta vez? —Le preguntó su mujer cuando estuvo acomodado en el asiento
del copiloto.
—Se
ha escapado —murmuró él.
— ¿La
policía te considera sospechoso?
—Sí,
pero se quedaron muy tranquilos cuando les explique mis razones para estar ahí.
—Creo
que se te ha ido de las manos…
— ¡No
otra vez! —La interrumpió — ¡Hoy no quiero discutir!
— ¡No!
Es lo que yo te digo a ti Osvaldo, ya no más. ¡Ya no puedes seguir con esto!
Deja que la policía haga su trabajo.
— ¡Pero
sí no hacen nada! Hace tres meses… hace… tres meses que… ¡No hacen nada!
—Tú
tampoco has logrado mucho, tenemos que calmarnos.
—Yo
no puedo, ya te lo he dicho, así que no me riñas más.
—Te
haces daño.
— ¿Qué
puedo hacer? La amaba, y ahora está muerta.
—Yo
también la quería, era mi prima.
—No
es lo mismo. —Él se esforzaba por mantenerse intacto y serio, pero había
terminado por ocultar el rostro entre las manos mientras gruesas lágrimas
llovían sobre sus mejillas. Ella miraba fijamente al frente mientras lo
escuchaba sollozar quedito.
—No
debes seguir haciéndote daño. Ella no lo permitiría.
—También
tengo que decirte gracias. —Dijo Osvaldo de pronto, ella se sorprendió pero lo
disimuló bien —Gracias por perdonarme.
—Te
amo. —Le dijo con convicción, acababa de estacionar la camioneta frente a la
casa.
—Gracias
—Fue todo lo que él dijo, tenía los ojos rojos. Luego entró a la casa y se
dispuso a dormir.
Ella
tardó un poco más en meterse a la cama. Antes, se quedó un buen rato frente a
la computadora, organizaba los cabos, metía las piezas del rompecabezas justo
en el lugar perfecto en que debían estar, le resultaba sencillo, por internet
había muchos chicos fanáticos que no
dudaban en participar en rituales satánicos. Ella era una maestra de lo
incógnito, y por supuesto que la inútil policía local jamás la atraparía,
seguían las pistas falsas que ella misma les enviaba diariamente, las mismas
que seguía Osvaldo.
Cuando
terminó, subió a la recámara y se acomodó junto a su esposo. Lo odiaba, quería
verlo enloquecer, pero a veces también lo quería, en realidad esa era la razón
por la que hacía todo. Él se creía que una infidelidad podía ser perdonada,
pero no, ella no era una mujer que pudiera calmarse, en eso eran el uno para el
otro, no, era una guerra, pensó, una guerra que ella ya tenía ganada. Porque su
rival ya estaba muerta, y también cualquier otra chica que pudiera tomar su
lugar.
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Este mes, el desafío era escribir un relato que empezara con el primer párrafo escrito por otr@ autor. Así que el primer párrafo de este relato es de mi compañera Debora H. Araya. Debo decir que ha sido un poco difícil porque no sé narrar muy bien el género policíaco, y creo que el párrafo necesitaba, sin duda, algo así, policíaco.