jueves, marzo 27, 2014

Adictos a la escritura: Ojo por corazón


La sangre se escurría por la alcantarilla sin que él pudiera hacer algo, había llegado tarde otra vez, como cada una de las veces anteriores a ésta. El hombre de sombrero pequeño y gabardina larga se apoyó en la pared y sacó un cigarrillo de su abrigo, lo encendió mientras observaba el cuerpo delante de sí. Por el rabillo de sus ojos observó las luces de la patrulla de policía acercarse, ellos también llegaron tarde, a pesar de que el asesino les había dado una pista mucho antes que a él.

Un hombrecillo antipático bajo de la patrulla y se acercó al hombre que ahora fumaba el cigarrillo inclinado sobre el cuerpo, lo examinaba.
—¿Otra vez usted? —le preguntó el hombrecillo cuando estuvo lo suficientemente cerca. El otro hombre ni siquiera lo miró y empezó a alejarse en silencio — No  tan rápido, ésta vez tendrá que acompañarnos a la jefatura.
—Tengo algo más importante que hacer, oficial —Había arrastrado la última palabra con sarna.
—Lo siento, tendrá que venir conmigo.  —Subió resignado a la patrulla, quería terminar con ese inconveniente lo más rápido posible.

En la estación, lo condujeron a la sala de interrogatorios y cuando salió de ahí ya era más de medianoche; en la banqueta, se detuvo y llamó a su esposa, le pidió que pasara por él, y mientras la esperaba encendió otro cigarrillo. Por esa noche ya no podría seguir con la investigación, de nuevo había sido burlado.  Se encontraba maldiciendo cuando llego la camioneta.
— ¿Qué ha pasado esta vez? —Le preguntó su mujer cuando estuvo acomodado en el asiento del copiloto.
—Se ha escapado —murmuró él.
— ¿La policía te considera sospechoso?
—Sí, pero se quedaron muy tranquilos cuando les explique mis razones para estar ahí.
—Creo que se te ha ido de las manos…
— ¡No otra vez! —La interrumpió  — ¡Hoy no quiero discutir!
— ¡No! Es lo que yo te digo a ti Osvaldo, ya no más. ¡Ya no puedes seguir con esto! Deja que la policía haga su trabajo.
— ¡Pero sí no hacen nada! Hace tres meses… hace… tres meses que… ¡No hacen nada!
—Tú tampoco has logrado mucho, tenemos que calmarnos.
—Yo no puedo, ya te lo he dicho, así que no me riñas más.
—Te haces daño.
— ¿Qué puedo hacer? La amaba, y ahora está muerta.
—Yo también la quería, era mi prima.
—No es lo mismo. —Él se esforzaba por mantenerse intacto y serio, pero había terminado por ocultar el rostro entre las manos mientras gruesas lágrimas llovían sobre sus mejillas. Ella miraba fijamente al frente mientras lo escuchaba sollozar quedito.
—No debes seguir haciéndote daño. Ella no lo permitiría.
—También tengo que decirte gracias. —Dijo Osvaldo de pronto, ella se sorprendió pero lo disimuló bien —Gracias por perdonarme.
—Te amo. —Le dijo con convicción, acababa de estacionar la camioneta frente a la casa.
—Gracias —Fue todo lo que él dijo, tenía los ojos rojos. Luego entró a la casa y se dispuso a dormir.

Ella tardó un poco más en meterse a la cama. Antes, se quedó un buen rato frente a la computadora, organizaba los cabos, metía las piezas del rompecabezas justo en el lugar perfecto en que debían estar, le resultaba sencillo, por internet había muchos chicos fanáticos  que no dudaban en participar en rituales satánicos. Ella era una maestra de lo incógnito, y por supuesto que la inútil policía local jamás la atraparía, seguían las pistas falsas que ella misma les enviaba diariamente, las mismas que seguía Osvaldo.

Cuando terminó, subió a la recámara y se acomodó junto a su esposo. Lo odiaba, quería verlo enloquecer, pero a veces también lo quería, en realidad esa era la razón por la que hacía todo. Él se creía que una infidelidad podía ser perdonada, pero no, ella no era una mujer que pudiera calmarse, en eso eran el uno para el otro, no, era una guerra, pensó, una guerra que ella ya tenía ganada. Porque su rival ya estaba muerta, y también cualquier otra chica que pudiera tomar su lugar.

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Este mes, el desafío era escribir un relato que empezara con el primer párrafo escrito por otr@ autor. Así que el primer párrafo de este relato es de mi compañera Debora H. Araya. Debo decir que ha sido un poco difícil porque no sé narrar muy bien el género policíaco, y creo que el párrafo necesitaba, sin duda, algo así, policíaco.