Adaptación
de leyenda urbana
Por favor, no me
comas
Mientras
Quina y Julieta preparaban la salsa, Viviana
destazaba con agilidad un gran trozo de carne. En la tarja de la cocina corría
un líquido tan rojo como el tomate que
las hermanas menores machacaban en el molcajete. El reloj marcaba las 11 y cincuenta,
tenían apenas cuarenta minutos para preparar
el guisado, su padre llegaría en punto de las 12:30 y no podría esperarlas.
Si no
hubiera sido por el perro que les había robado la barbacoa que habían comprado
en el mercado, no tendrían que lidiar a las prisas. Julieta le tenía miedo a su
padre, y entre sollozo y sollozo iba condimentando el caldo; no estaba tan segura
de librarla y aunque sus hermanas mayores ya le habían dicho que se
tranquilizara, ella no podía evitar pensar en lo que les esperaría si la carne
aun no estaba servida.
El padre
de las mozas era un tirano en cuanto de sazón se trataba, que si esto muy
salado, que si muy crudo, que si no le pusieron suficiente clavo. “Da igual, lo
hecho está hecho”, cuchicheó Viviana al
oído de Quina.
¿De quién
había heredado el labrador su carácter estricto?, de nada menos que de su
madre, la única abuela que les había sobrevivido de la revolución a las tres hermanas.
Y dieron
las doce y media, las pisadas del
caballo se escuchaban puntuales en la
entrada de la casa, y un par de segundos más tarde; el señor de la casa estaba
entrando y sentándose en la mesa.
Quina se
acercó tambaleándose con un jarro de café, y Viviana le sirvió un enorme filete
entre cuadrado y triangular; Julieta, que veía venir el regaño por tal error,
se apresuró a depositar el tortillero frente a su padre.
Después
pareció que la suerte les favorecía,
pues el hombre empezó a comer satisfecho, sin decir ninguna palabra, incluso soltó un murmullo como diciendo: “Que rico
está todo”. Sin embargo, lo cierto es que el exigente padre llevaba ya un
ratito oyendo una vocecita a lo lejos, le sonaba conocida y le decía: “no me
comas”, “por favor no me comas”.
—¡Viviana! — llamó a su hija mayor, era la que más se parecía a su
difunta esposa, la miró de píes a cabeza, tenía el delantal azul cielo manchado
de rojo carmesí, como si hubiera matado un ratón restregándoselo en el
estomago.
—¿Si, papá?
— ¿Hoy no quiso comer tu abuela?
-—No — contestó Quina temblando, la segunda de sus
hijas era más bien torpe y gorda, su nula belleza se veía compensada por la
extraordinaria fuerza que demostraba al tirar golpes, varias veces la había
castigado por golpear a sus enemigas en la escuela. No usaba delantal por ser
tan puerca, pero la ropa que traía estaba tan manchada de sangre como la de su
hermana mayor.
—¿Por qué?
-—No sé —
apoyó Julieta, esa era la viva imagen de su padre, algunos rizos rubios le
caían en la frente, los ojos claros y una nariz perfecta, fue entonces que el
hombre se sorprendió, en la mejilla izquierda de la más pequeña de sus hijas se
paseaba una gota de sangre seca, del mismo color que la sangre en la ropa de
sus hermanas.
-—Voy a verla —
dijo el hombre y se levantó rápidamente de la mesa.
Viviana,
Quina y Julieta se atravesaron en su camino, él las miro furioso y las apartó
bruscamente para ir a la recamara de su madre.
Y ahí se
la encontró… tapadita aun con su chal celeste, con la mirada hacia el techo, y
la boca ampliamente abierta, le faltaba la mitad de la espalda, y uno de los
huesitos de la columna yacía en el suelo en un charco de sangre; horrorizado,
se le puso el rostro blanco, y los ojos humedecidos y cuadrados se volcaron
desorbitados por la tétrica escena
sangrienta.
Sucedió
como Julieta había dicho: “No nos va a dar tiempo de limpiar el cuarto de la vieja”,
y así ocurrió.
El aterrado hombre notó al fin el rastro rojo que se extendía
hasta la puerta, de un salto se alejó del intestino maloliente que estaba
pisando, se salpicó un poco de esa sangre que también corría por sus venas, el
aire tenía un olor a azufre que penetraba cada poro de su piel de gallina. Al
salir de la habitación, el hombre disgustado para comer, ya no encontró a sus
tres hijas, sino a unas fieras y terribles lobas, que lo miraron gruñendo y
pelando los dientes mientras avanzaban hacia él. ¿Quizás pensaban ya en
prepararse la cena?
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¡Hola! Gracias por venir a leer mi relato, este mes nos tocó escribir algo gore, muy asqueroso, si quieres más sangre, vean los relatos de mis compañeros AQUI:
Muy curioso relato, me ha sorprendido. Y esa frase final me ha gustado mucho. Gracias por compartir :)
ResponderEliminar¡Hola Nut! ¡Muchisimas gracias, que honor que te haya gustado mi relato! Eso quería, sorprender con el giro de la trama...
EliminarSorprendente.....y asqueroso, asqueroso...objetivo conseguido. Enhorabuena;)
ResponderEliminar¡Hola Cloe!¡Tambien te sorprendí, que gusto! y gracias ¡Enhorabuena!
EliminarMuy bueno, eso le pasó por exigir demasiado, jajaja
ResponderEliminar¡Hola Inna! Sí, eso pasa con los exigentes... jaja
EliminarPensé que las hijas se iban con viento fresco, pero no, la venganza aun no estaba terminada. Buen relato.
ResponderEliminarUn beso.
¡Hola daniel! Ese es el plus que implica la leyenda, según esto: las hermanas mataron a su abuela, la cocinaron y por eso se convirtieron en lobas... ¡Gracias por leer mi relato! Es todo un honor que te guste.
EliminarHola María!! Buena historia rebañada en vísceras, jejeje!
ResponderEliminarSi me permites un par de consejillos para mejorar el relato, aquí van:
Las horas, si las pones con dígitos, mantenlos todo el tiempo. No mezcles números y letras para decir una sola hora. Y ya luego, si empezaste con números, si sigues poniendo horas, continúalas en números.
Utilizas varias expresiones y palabras de tu país. A mí me resultan curiosas en su significado, e incluso divertidas (en lo que yo interpreto que quieren decir). Por ejemplo: Poner los ojos cuadrados, creo que para indicar sorpresa. Me encanta! Jajaja! Pero si he encontrado palabras, por ejemplo, cacharros de la cocina, que no se qué son. Entonces, Eso hace que la lectura pierda ritmo mientras piensas "qué ha querido decir con esto".
No se, son detallitos que hacen más eficaz tu texto, desde mi punto de vista.
Un beso y gracias a tí por pasarte por nuestros escritos y dejarnos tu punto de vista. ;)
¡Hola Latani! ¡Al contrario, gracias a ti y mis demás compañer@s por leerme también! Te permito cualquier consejo, la verdad es que no había advertido lo de las horas, ya lo cambio, muchas gracias por decirme, Las palabras y expresiones se me fueron, la verdad es que trato de mantener un español universal para no causar confusión, que sorpresa me has dado al decir que te divierten *-* "Cacharros de la cocina" significa cosas viejas que hay en la cocina, cosas que no se utilizan o que llevan un rato guardadas y rodando, lo tomare muy en cuenta en pro del ritmo ¡nuevamente gracias, tus consejos me ayudan a mejorar! :) ¡Un beso de regreso!
EliminarSe comió a su madre sin saber.....
ResponderEliminarMuy curioso e interesante ¡la ultima frase genial!
¡Hola Kimberly! Así es... lo que son las cosas estas del gore, fatal jaja , ¡Que genial que te gustara!
EliminarMe gustó la descripción de las hijas. Cada una está bien definida.
ResponderEliminarPor otro lado, lo del gore no es lo mío así que no puedo hablar mucho de eso.
Saludos!
¡Gracias Lionel! La verdad es que yo tampoco sé mucho del tema pero trate de tratar de hacer " lo que se pueda"¡Saludos!
EliminarAy, me ha sentado mal lo que le hicieron a la abuela. Qué miedo las hermanas...buen relato, me ha gustado :)
ResponderEliminarSí que es horrible, Angie, pero que bueno que te gustó el relato ¡Gracias!
EliminarYa decía yo que alguna razón debía tener que se mencionara la abuela. Dicen que el carácter es cosa hereditaria.
ResponderEliminarPues, mira que la pagó muy caro :( ¡Gracias por venir a leer mi relato!¡Un abrazo! :)
EliminarEnhorabuena, tu relato le pone la piel de gallina a cualquiera XO
ResponderEliminarHe llegado hasta ti a través de Adictos a la escritura y me quedo!
Un besito
¡Bienvenida Anuca! ¡Es un honor que te guste mi relato! :)
EliminarVaya con las hermanas, el relato se ajusta totalmente a las bases :)
ResponderEliminar¡Gracias Déborah! ¡Un abrazo! :)
EliminarWow...gore..
ResponderEliminarAlgo..atípico en ti María, pero te veo muy bien.
Te aviso que tienes premio en miblog. Y te doy las gracias personalmente (ya sabrás por qué)
Un abrazo, chica!
¡Hola, querida Seiren! Sí, es raro, pero parece que gusta, jajaja
Eliminar¡Gracias por el premio! Ya voy a verlo! ¡Un abrazote de regreso! :)