Una enorme máquina plateada me saca de
las entrañas de mi madre, el frío metal lastima mi desnudo cuerpecito infantil,
cuando logro abrir los ojos descubro que he sido depositado en una rueda de la
fortuna, a mi par, lloran otros bebés que giran y giran.
Me gusta el ruido y el viento arrugando
mi rostro, cada que paso junto al mando mecánico que hay en la base de la rueda
alguien me examina, estira mis pequeños
brazos, aprieta mi cabeza, pronuncia algo sobre mí y lo anota en un cuaderno. Pasan los años con la rueda que gira, las
luces se acostumbran a mi faz, a mis ojos de topo que escudriñan el orden
intermitente de su naturaleza, y soy feliz, girando noche y día, creciendo bajo
las luces, el ruido y el viento.
Algo ha cambiado, al pasar ya no nos
miden ni hacen anotaciones, ahora hacen
preguntas, y cuando llega mi turno, debe ser que respondo algo incorrecto
porque mientras que a mis compañeros se los llevan para que representen algún
puesto específico de nuestra sociedad,
ordenan que a mí me suban de nuevo
y sigo girando y ellos preguntando, y todos aprenden, se van, son
útiles, mientras yo me quedo escuchando el ruido bajo el viento y las luces
multicolores.
De pronto, la rueda se detiene y soy
consciente de que aquel lugar ahora está vacío, hay un hombre en el mando
metálico que me ayuda a ponerme de pie, su mirada me dice claramente que soy
libre, que me dedique a la sana vagancia porque yo jamás lograré aprender algún
oficio como los otros.
A pocos metros, extraño el ruido, el
viento y las luces, enfrente hay una caja enorme que tiene un botón de volumen
con el más y el menos , me fijo detenidamente en la cartelera y decido que voy
al canal número cuarenta y dos. El
silencio del gran televisor hiere mis oídos, adentro hay tanta oscuridad que
deseo morir antes que permanecer un segundo más en aquella caja, me dispongo a
irme pero a lo lejos aparece una lucecita y… sí, también hay algo de ruido.
Despacio, empujo la puerta herméticamente
sellada, entro y me hallo en medio del fuego cruzado, hay un hombre en la
esquina que está por dejar este horrible mundo, lo alcanzo e intento retenerlo
en el infierno pero al final se va, y
atrás de mí hay un pistolero apuntándome, dejo que me dispare para
alcanzar al hombre que acaba de irse.
Tirado ahí, boca arriba, palpo mi pecho
en busca del líquido cálido que debería brotar pero no lo encuentro. Desabrocho mi chaleco antibalas, y aunque
entonces el pistolero ya había vuelto para dispararme a la cabeza, yo lo
sorprendo con un rifle y un casquillo disparado certeramente a su corazón. Está
muerto y yo he ganado, pero en ese momento aparecen los
créditos porque está por comenzar la telenovela de las cinco.
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¡Gracias por leer! :)
Me encantó, para mí lo mejor ha sido el párrafo del final. Has conseguido adaptarte a lo que pedía el ejercicio, y mira que este mes estaba la cosa complicada.
ResponderEliminar¡Que genial que te encantara Laura! Al final no resultó tan difícil como creía yo también. ¡Un abrazo!
EliminarHay algo oscuro en el elemento de deshumanización en tu personaje, me ha gustado mucho.
ResponderEliminarInverosímil tu cuento como el que más :)
Un abrazo!
Que honor que veas eso oscuro, que ni yo misma comprendí al escribirlo. ¡Un abrazo!
EliminarMe ha gustado, poco a poco me has hecho pensar que me ibas a contar en el proximo parrafo y siempre me sorprendias. El final como dice Laura es muy bueno. Un abrazo.
ResponderEliminarPodría tratarse perfectamente de alguno de mis inconexos sueños ja ja. Me he visto envuelta y me ha gustado la sensación. Saludos.
ResponderEliminarEn realidad, ese soñado este cuento hace algunos años y decidí desarrollarlo para esta ocasión. Que bueno que te haya gustado. ¡Saludos!
EliminarMe encantó, me sorprendió mucho el final!!!
ResponderEliminarCoincido con Cloe, tiene algo que te hace pensar en la forma que transcurren los sueños, muy bueno eso.
Besito
¡Que genial que te encantara Meli! Tal vez ha sido porque trascurrió así en mi sueño, hace tiempo, un sueño totalmente extraño hasta que nos ha tocado hacer este ejercicio. :) ¡Besito!
EliminarEspero haberte sorprendido siempre para bien, muchas gracias por pasar, ¡Un abrazo!
ResponderEliminarUn relato sorprendente, sobre todo el gran final! :)
ResponderEliminarUn abrazo!
¡Hola! ¡Muchas gracias por pasar, que gusto que te guste mi relato! ¡Un abrazo!
Eliminar¡Muchas muchas gracias! ¡Un abrazo!
ResponderEliminarMe encantó. Contado como en una inverosímil ensoñación, con toques de reflexión y un giro divertido al final. Para mí al menos resulta una metáfora de la vida, donde al final el protagonista toma las riendas, a tiempo para la telenovela de las cinco :P Encantada de leerte, como siempre.
ResponderEliminar¡Hola Bess! ¡Muchas gracias! ¡Que genial que te encantará! Tienes razón, ese relato fue planeado como una metáfora, y ahí nació precisamente de un sueño. ¡Un abrazo!
EliminarAl límite de tiempo pero contesto en fecha jeje.
ResponderEliminarEs muy inconexo y muy liante, cosa que no es mala porque era precisamente la premisa del reto del mes. Cuando lo he leído de primeras me he quedado un poco descolocado porque no lo entendía, cuando he leído los comentarios he dicho: ¡Ahhh claro, todo encaja! La verdad es que has sabido mantener la estructura de los sueños y transmite exactamente esa sensación.
Un beso
Antonio V. García.
¡Hola Antonio! ¡Muchas gracias por pasar! La primera vez que pensé en esta historia tampoco me entendí, y con las bases del ejercicio, he pensado que venía como anillo al dedo. ¡Un beso!
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